Significante Lynch

por Luciano Manoni


Significante Lynch

Antes que nada, me considero un seguidor de David Lynch. No digo fanático, ya que no vi absolutamente toda la filmografía (me falta Dune y la mitad de Inland Empire), ni escuché todos sus discos ni contemplé todos sus cuadros. Soy un seguidor porque hace años que Lynch me ayuda a pensar el arte, o al menos a desestabilizarme cuando parece que alcanzo alguna certeza momentánea sobre las posibilidades de representación, impacto, lecturas y experiencias que una obra puede suscitar en el espectador.

  Curiosamente su figura apareció en el transcurso de mis últimos días como aglutinante de algunas experiencias en situaciones muy disímiles. Aquí les presento un inventario lyncheano de mis días con el fantasma de pelo gris.

Contacto

En el feed de Facebook tropiezo con la imagen de David Lynch mirando a cámara en una filmación artesanal, filmándose con la selfie de un celular. Me detengo ante la noticia, se trata de un sorteo parte de una campaña para recaudar fondos y brindar meditación trascendental al personal de salud que trabaja en este contexto pandémico del coronavirus. En el link se ve al director de cine muy cerca de la cámara (https://youtu.be/5YgqgaXEh98), el premio es tomarte un café a la distancia con él mientras te dibuja para luego recibir ese original-digital personalizado.  Hacia el final, señalando(me) directamente a la cámara, dice que desea que vos(yo) seas el ganador o ganadora.

Y así comienza mi ilusión: Lynch estableciendo contacto conmigo, señalándome a mí, a quien durante años miró y recomendó sus películas, quien esperaba semana a semana que suban los capítulos de la última temporada de Twin Peaks a Netflix. Su dedo y su mirada traspasando la pantalla y viajando desde Los Angeles para establecer contacto, un vínculo mediado, sin posibilidad de ser simultáneo y con los cuerpos sustraídos o fragmentados (no se ve todo su cuerpo en el video), pero un contacto personal y dirigido. La ilusión no tardó en desvanecerse, el vínculo lo creí tan real y tan posible que hasta le pedí un saludo de cumpleaños a Lynch para mi compañera que cumplió el 17 de mayo, pedido que tuvo que ser mediante su productora Sabrina Sutherland. El desenlace es el esperado, no pude atender a mi pedido porque, quien sabe, quizás esté elaborando alguna genialidad en su estudio mientras se toma un café. Pero el contacto se estableció:

Listen to the sounds

Lynch se abrió un canal de Youtube (https://www.youtube.com/channel/UCDLD_zxiuyh1IMasq9nbjrA) y comenzó a producir una vieja serie de videos que emitía años atrás, en los que informa diariamente el estado del tiempo. Si uno los mira sin interrupción, notará que todos ellos tienen una estructura cuasi obsesiva: el punto de vista está siempre en el mismo lugar, Lynch viste siempre la misma camisa, en general (no estoy del todo seguro que sea en todos) hay una taza que emite vapor y siempre realiza el mismo gesto de mirar atrás, hacia lo que suponemos una especie de ventana, antes de indicar cómo está el clima. David Lynch produce un discurso basándose en una impresión inmediata y aleatoria del lugar donde se encuentra, invita al espectador a realizar el mismo gesto, ver cómo está el clima en su lugar de residencia, apreciar el detalle del cielo de su ciudad, encontrar lo singular en la percepción automatizada del día.

  Entonces, estructura rígida más incidente climático, variación dentro del mismo protocolo, diferencia en la repetición. En esta sutil estrategia podemos encontrar un procedimiento artístico que se nos revela como una definición de la mediación estética: la imagen es producida por la voz y el relato de nuestro artista mediador, la cámara está cuidadosamente colocada en el punto donde apenas vislumbra aquel real al cual se refiere, nuestro acceso a él está vedado, apenas sugerido y reconstruido (o producido) por esa voz que dispara imágenes como “white poppy clouds” o “golden sunshine”.

  La voz y el sonido como producción de imagen. Hay una escena de la tercera temporada de Twin Peaks en la que este procedimiento se pone en primer plano en un diálogo que, mediante las interferencias sonoras, nos sumerge en un clima donde, sin saber qué sucede, sabemos que algo entró en cortocircuito en el plano de lo real. Disfruten: https://www.youtube.com/watch?v=UHQUa7clhJM

Incendio

En el canal de Lynch también apareció un cortometraje del 2015 (https://www.youtube.com/watch?v=BXTLsQBJSVc). Acá la manipulación de los elementos promueve una proliferación de significantes monstruosos e innombrables para el espectador. La voz se disipa en este cortometraje y da lugar al orquestado, estructurado y refinado signo de la música. Ya no hay lenguaje articulado que nos guíe en nuestro acceso a aquello representado, sino una disposición de elementos que generan un hueco, un pliegue, o un vacío donde la búsqueda del sentido incendia nuestras certezas: nuestro hábitat y hogar es reducido a cenizas de donde surgen los gusanos. Estos parásitos contaminan nuestra mirada, ya no hay nadie que me señale a mí, sino que el contacto con la obra me devuelve un rostro desfigurado.

  Ya no hay intermediación para acceder a aquel real del clima. Ni siquiera lo real está vedado, sino destruido, incendiado, desintegrado, y reconfigurado más allá de lenguaje.

Momento Lynch

El fin de semana, en una ducha con mucho vapor a la noche casi atrapo a un pez dorado. Al momento de salir de la ducha, y un poco mareado por la cantidad de vapor en una noche fría de otoño, suena en mi celular un tema desconocido y bastante particular: https://www.youtube.com/watch?v=9bVvVkHoO5U. Estimulado por mi semana lyncheana, el sonido dio forma al vapor, lo cotidiano se volvió extraño, la lámpara del baño parecía más blanca de lo habitual. Intenté ver mi rostro en el espejo empañado, pero me devolvió una figura borrosa y chorreante. Me apresuré, me cambié y abrí la puerta. El pez, como el saludo de Lynch, se me volvió a escapar. 


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